Alfiles de diferente color: Enseñanza y toma de decisiones.

PSICOLOGÍA Y AJEDREZ

Reynold Rafael Fernández Mayola

9/3/20247 min read

La idea que quiero desarrollar a lo largo de esta publicación, surgió en una etapa, en la cual, la mayoría de nosotros tuvo mucho tiempo para pensar. El confinamiento empujó nuestros límites en muchos sentidos. Modificó nuestra percepción del tiempo y nos llevó a profundizar en temas, antes desapercibidos. La necesidad de justificar las “horas extras” en nuestros relojes, constituyó un importante disparador para la creatividad.

Durante aquella etapa, mi amigo Critian Bueno, alias “El Alfil Samurai”, creó un grupo de WhatsApp conformado por amigos interesados seriamente en el ajedrez. Allí iban a parar todas nuestras dudas sobre entrenamiento, ideas de apertura, etc. Un escenario propicio para el debate. Como era habitual en el grupo, incluso cuando no hablábamos de ajedrez, el Maestro FIDE Yusuan Gutierrez era uno de los principales encargados de encender la polémica. ¡Él lo disfrutaba! Recuerdo que una de sus intervenciones dio pie al tema de hoy.

“El Yusi”, como le decimos los amigos, no estaba de acuerdo con la manera tradicional en la cual en Cuba, a muchos de nosotros nos enseñaron las ventajas y desventajas de las posiciones con alfiles de diferente color. No puedo hablar en nombre de todos, pero mi experiencia personal coincidía con lo expuesto por nuestro encendedor de polémicas: “El Yusi”.

Estudié las posiciones de alfiles de diferente color fundamentalmente a través de los finales. Eso me permitió establecer algunas reglas para conseguir la victoria en este tipo de posiciones. Además entendí que objetivamente suelen ser muy propensas a las tablas, incluso con material de menos. Mis entrenadores no le prestaron particular atención a los medios juegos con esta característica. Luego, te desarrollas como ajedrecista y aprendes que los medios juegos con alfiles de diferente color, favorecen al bando con la iniciativa. Pero como dijo Johann Wolfgang von Goethe: “Ten cuidado con lo que aprendes, porque no podrás olvidarlo”.

Lo que tu cerebro sabe respecto a las posiciones de alfiles de diferente color, es su tendencia a las tablas. Ahora, ese viejo conocimiento está allí, para rechazar y retrasar la incorporación de una nueva variable. Ya no deberías catalogar como “tablíferas” las posiciones con alfiles de diferente color. ¿O sí? A fin de cuentas, las piezas mayores pueden desaparecer del tablero en cualquier momento. Y en teoría, es menos probable que se intercambien alfiles que corren por diagonales de color opuesto. ¿Sí o no? Se supone, que debes tener una visión más completa del asunto. Sin embargo, lo que ocurrirá es que hasta que no desarrolles lo suficiente tu comprensión ajedrecística, tendrás pensamientos intrusivos que te impedirán juzgar las circunstancias con claridad. El choque entre el conocimiento viejo y el nuevo afecta y retrasa la toma de decisiones, particularmente en situaciones en las cuales, es necesario evaluar transiciones posicionales que lleven implícito el tema en cuestión.

Entendiendo esta situación, durante nuestro debate, “El Yusi” proponía que primero se trabajarán los medios juegos con alfiles de diferente color, para eliminar el sesgo de “la tendencia a las tablas”. Pero al final concluimos que seguramente también serviría trabajar ambos temas al unísono.

Pienso que incluso, si disminuimos el impacto negativo del sesgo de la tendencia a las tablas, en posiciones con alfiles de diferente color, la idea siempre estará presente de cualquier manera. A fin de cuentas, está basada en algo que aprendimos. De cierto modo es una realidad y está bien que lo tengamos en cuenta.

Sin embargo, también es real que en muchas de estas posiciones existen buenas posibilidades de jugar a ganar y si no estudiamos ambas vertientes del tema para permitirnos tener una visión más completa del asunto, corremos el riesgo de evaluar incorrectamente nuestras posibilidades durante una partida. Y no solo me refiero a nuestras posibilidades objetivas, también me refiero a que decaiga nuestra combatividad, al asumir, que hay poco o nada por hacer.

Me gustaría aprovechar el camino que está llevando el artículo, para añadir que: el hecho de que creamos que las posiciones con alfiles de diferente color, son propensas a terminar en tablas, es una realidad aprendida a través del estudio teórico del juego. Sin embargo, desconozco de la existencia de algún estudio estadístico que muestre cómo se comportan los resultados de este tipo de posiciones en partidas entre humanos. ¿Y si contrario a nuestra intuición, los resultados mostraran que no se hacen más tablas en este tipo de posiciones? ¿Seguiríamos viendo las posiciones con alfiles de diferente color de la misma manera?

Probablemente mientras escribo, mi cabeza loca se está alejando un poco de la idea inicial, así que pasaré al tablero, para aclarar o sembrar más dudas, sobre lo que he estado intentando trasmitir. Considero que ambas opciones son productivas para el lector. Por tanto, no será necesario redactar conclusiones.

La presente posición ocurrió en una partida propia hace un par de años atrás. Yo llevaba blancas y era mi turno de juego. 14.f3, 14.h5 y 14.Ad3 parecían las respuestas más lógicas. Me recuerdo particularmente interesado por las opciones 14.f3 y 14.h5. Me parecía que ambas serían jugadas necesarias en algún punto. Sin embargo, me gustaba más el movimiento del peón f para reservar la posibilidad de jugar h5. Por otra parte, también sentía que tarde o temprano sería necesario jugar c4. La disyuntiva alrededor de c3-c4 era: encontrar el momento preciso para hacerlo y si debía o no mezclar esta idea con el avance h5.

Calculé que luego de 14.f3 si el negro respondía con 14… De7 podía jugar 15.c4, Cxc4 16. Axc4, dxc4 17. Dxc4

Siendo las blancas, las que marcan el ritmo de la partida, salta a la vista la jugada 17…Df7 como la respuesta natural para apalear esta situación. Yo no conseguí ver nada mejor que 18.Dxf7, pero esto seguía sintiéndose ventajoso para las blancas. Paradójicamente, incluso entendiendo que Df7 era lo mejor para mi oponente, durante la partida me molestaba más Rh8. Por otro lado, la idea de incorporar el avance h5 antes de c4 sólo beneficiaba a las negras. Luego de 15.h5, h6 16.c4 Cxc4 17. Axc4, dxc4 18. Dxc4 las negras ganan la casilla h7 para su rey.

En la línea sin h5, el stockfish que tenía por aquel entonces, evaluaba la posición como ventaja clara blanca. La evaluación emitida por la computadora me daba a entender que existía una ventaja bastante decente para meter presión e intentar ganar la partida. Yo no lo entendí de esa manera durante la competición. A pesar de que todo lo calculado me parecía ventajoso para las blancas, la presencia de alfiles de diferente color me desvió de los planes asociados a c4.

Lo descrito anteriormente me llevó a buscar ideas más sofisticadas para “jugar a ganar”. Así surgió 14.Db4, una jugada que no estaba ni entre mis candidatas iniciales. La jugada tiene sus pros y sus contras. Y como suele ocurrir en el ajedrez competitivo, fui capaz de ver con claridad el lado oscuro de este movimiento, segundos después de colocar la dama sobre el tablero. No obstante, me gustaría aclarar que mi idea no es mala. De hecho, estuve muy feliz de encontrarla como una solución alternativa al problema. Mi decisión indica flexibilidad de pensamiento.

No pienso detenerme a explicar los detalles de Db4, ya que me estaría alejando de la idea central del artículo. Siendo sincero con ustedes, siento que este es el momento perfecto para parar. Sin embargo, iré en contra de mis instinto y añadiré otro ejemplo, sólo con la intención de hacerlos reflexionar más sobre el tema.

Tarrasch-Lasker Dusseldorf/Múnich 1908

La posición del diagrama ocurrió durante la ronda 12 del match por el campeonato mundial de ajedrez, disputado entre Tarrasch y Lasker en Alemania. La competencia se celebró en el año 1908, en las ciudades de Dusseldorf y Múnich.

La última jugada de las negras fue el avance a7-a6. Se amenaza el alfil de b5, por lo tanto el blanco debe decidir qué hacer con él. En mi opinión, la mayoría, o al menos una gran cantidad de jugadores no principiantes, retirarían su alfil manteniendo la ventaja de la pareja de alfiles y una mejor estructura de peones. Esta fue la decisión tomada por Tarrasch que jugó 14.Af1. ¿Pero qué ocurre luego de 14.Axc6? El blanco estropea aún más la estructura de peones del negro, pero como resultado tenemos una posición con alfiles de diferente color, algo que probablemente Tarrasch quería evitar. Luego de 14…bxc6 15.Te3 se amenaza Tg3 seguido de Ag7, pero el negro cuenta con 15…Rh8, que impide la perdida de material. Entonces, ¿valió la pena entregar nuestra pareja de alfiles pasando a un final con alfiles de diferente color sin ganancia de material?

Lo cierto es que la captura en c6 es la propuesta de la computadora. A la máquina no le interesa las decisiones prácticas o fáciles y tampoco le preocupa demasiado la presencia de alfiles de diferente color en el tablero.

Espero que les haya gustado el artículo. Si le interesa saber más sobre las ideas del “El Yusi” y desean recibir excelentes lecciones de ajedrez, por acá les dejo el enlace a su perfil de entrenador. Por otra parte, si quieren que yo personalmente sea la persona que los ayude a progresar en ajedrez, me pueden contactar directamente para lecciones a través de Hablemos de Ajedrez. Sin embargo, en caso de que no esté interesado en ninguna de las opciones anteriores, pero le gusta el contenido de que publico, definitivamente debería suscribirse. No solo me estaría animando a seguir escribiendo, sino que se aseguraría de no perderse ninguna de mis publicaciones. Si esto le parece poco, recibe además un resumen de momentos tácticos en campeonatos mundiales. Deslice hacia abajo, coloque su correo y suscríbase, así formará parte de la familia de Hablemos de Ajedrez. Habiéndoseme acabado las ideas por hoy, solo puedo desearles un día espectacular y esperarlos en próximas publicaciones.

Fernández Mayola - Hedman Senarega